sábado, 20 de junio de 2009

EL MURCIANO MIGUEL ANGEL MORENO, CORTA UNA OREJA EN ALICANTE

Informa; José María Jericó
Fotos; Benito Sanchez Leyva
Se celebro la segunda novillada sin caballos anunciada en el abono alicantino de las Hogueras de San Juan en la que se anunciaban alumnos de las escuelas de Alicante, Albacete y Murcia.
Los novillos anunciados, bien presentados y encastados, pertenecían a la ganadería de ‘La Glorieta’, ultimo proyecto del llorado Julio Robles. Destaco el lidiado en tercer lugar, un eral codicioso y noble, que no se canso de embestir y al que el alumno de la Escuela de Murcia, Miguel Ángel Moreno le saco todo el partido posible desplegando todos los conocimientos adquiridos en la escuela. Demostró ganas de ser torero y disfruto el tiempo que estuvo delante de la cara de su enemigo. Inicio la faena con una larga de rodillas para seguir con una tanda de verónicas a pies juntos que fueron jaleadas por el público. Con la muleta recibió al eral con dos pases cambiados por la espalda, para seguir con varias tandas sobre ambas manos que tuvieron sus altibajos en calidad, algo lógico en un chaval que esta empezando. Mato de estocada tendida y tres descabellos y el público solicito la oreja con la que paseo el albero. A su segundo, después de variado recibo de capa, lo muleteo sobre la izquierda con buen son, aunque muy al final de la faena. Tardo en acoplarse con él novillo pues se acostaba por el derecho desde que salio por chiqueros. Lo mato de pinchazo y estocada y fue ovacionado.

El albaceteño, José Ignacio Avendaño, esta muy verde y no se mantuvo quieto en ningún momento ante sus dos oponentes, siendo silenciado. Todavía esta a tiempo de aprender.

Por lo que respecta al alicantino Gabriel Martínez, anduvo desdibujado y sin ganas toda la tarde. Su toreo no calo en el público y fue silenciado. Una lastima que este alumno de la escuela alicantina, que tuvo unos comienzos prometedores cuando andaba en pantalón corto, al llegar a la pubertad parece que eso de ser torero no va con él. Por que será. Una lastima de tiempo perdido.

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