jueves, 25 de junio de 2009

EL MAESTRO ESPLA SE MERECIO MEJOR SUERTE EN SU DESPEDIDA DE ALICANTE - Septima del abono alicantino


José María Jericó

FICHA TECNICA: Miércoles, 24 de junio.
Quinta corrida de toros del abono sanjuanero. Tres cuartos de plaza. Cinco toros de La Campana, bien presentados, flojos enfermizos y descastados. Uno de Juan Pedro Domecq como sobrero, anovillado, descastado pero manejable. Luis F. Esplá, aplausos y ovación desde los medios. Morante de la Puebla, silencio y silencio y Sebastián Castella, palmas y silencio.

EL MAESTRO ESPLA SE MERECIO MEJOR SUERTE EN SU DESPEDIDA DE ALICANTE

La despedida del maestro Esplá de sus paisanos, no se merecía el encierro escogido de La Campana, no por falta de trapío, ya que fue el encierro mejor presentado de cuantos han desfilado por Alicante hasta la fecha, sino por la carencia de bravura y por su extremada flojedad que a más de uno nos hace sospechar que alguna enfermedad traían estos animales. Algo incomprensible, más cuando el ganadero resulta ser el apoderado de Morante.

El publico alicantino puesto en pie, tributo una sonora y emotiva ovación a Luis F. Esplá, nada más romperse el paseíllo, ovación que toreramente recogió desde el centro del platillo. Después la desilusión de un hombre que venia con ganas de dejar constancia de su magisterio en la plaza de su Alicante natal. Con el capote anduvo variado, banderilleo a sus dos toros arriesgando en algunos pares por los adentros y con la muleta poco pudo hacer puesto que su primero se hecho en el primer muletazo, teniendo que abreviar con la espada. Al segundo de su lote Esplá intento dejar constancia de su toreo, pero la falta de casta y fuerzas le hizo desistir de su empeño. Lo despacho eficazmente y el público le tributo una sonora ovación. Brindo su primero con regalo de caja de puros incluido, que entrego al romper el paseíllo, a Morante de la Puebla en correspondencia al cariño y respeto que el torero sevillano le demostró en su apoteósica despedida de Madrid. El segundo brindis fue para sus tres hijas que junto a su abuelo, el decano de la dinastía, presenciaban el festejo.

Lo mejor de Morante fueron las verónicas de recibo y la media al segundo de su lote, gustándose, meciendo el capote, con el mentón hundido y los pies clavados en la arena. Después todo se vino abajo, su lote resulto infumable y como todos los demás no permitieron ningún atisbo de lucimiento.

Sebastián Castella vio como su primero volvía al corral dado su invalidez, saliendo en su lugar un sobrero de Juan P. Domecq, con cuajo de novillo más que de toro, sin fuerzas, ni casta, fue a menos, y el torero francés lo intento con una entregada faena que remato con una estocada. Con el sexto poco pudo hacer, llego parado a la muleta y aunque lo intento el resultado fue baldío.

El maestro Esplá en un gesto de torería, hizo que sus compañeros salieran junto a él en el momento de abandonar la plaza, momento en el que él publico alicantino puesto en pie le tributo otra fuerte, cariñosa y emocionada ovación de despedida que agradeció saludando montera en mano y con gesto emocionado. Otra suerte se mereció el maestro Esplá en esta su última tarde en Alicante.

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